Un ámbito donde los padres nos extralimitamos en muchas ocasiones es antes del partido. Sin darnos cuenta del daño que provocamos, empezamos a transmitir al hijo qué es lo que tiene que hacer, desde nuestro punto de vista, sin tener en cuenta la opinión del entrenador…
Puede ser que lo que le digas sea muy cierto, porque no dudamos que todos hemos tenido nuestras experiencias deportivas y sabemos de qué va esto. Pero piensa en que hay otras opiniones diferentes y quizá estamos… aconsejando de forma contradictoria a lo que le ha indicado el entrenador en la charla previa el día antes al partido.
Puede ser que lo que le digas sea muy cierto, porque no dudamos que todos hemos tenido nuestras experiencias deportivas y sabemos de qué va esto. Pero piensa en que hay otras opiniones diferentes y quizá estamos… aconsejando de forma contradictoria a lo que le ha indicado el entrenador en la charla previa el día antes al partido.
Lo que los padres conseguimos es crear en el chico un conflicto. No nos damos cuenta del daño que les hacemos con estos comentarios. Por favor, no hables con tu hijo de la actividad deportiva que va a desarrollar. Tu misión es acompañarle a practicar su deporte favorito.
Como padres, tenemos la oportunidad de estar junto a nuestro hijo y pasar unos buenos momentos junto a él. Si hablas demasiado del partido que va a realizar puede ser un momento de agobio para él.
No le des demasiadas vueltas a la competición. No te debe importar si mete goles o los para, si gana o pierde. Lo importante es:
que disfrute y se esfuerce por conseguirlo.
Seguro que se te ocurren mil ideas para transmitirle antes del partido que te parecen geniales y que van a conseguir que tu hijo juegue mejor pero
respeta el trabajo de los entrenadores, ellos son los que realmente tienen la palabra.
Evita posibles conflictos que no ayudan para nada el desarrollo deportivo y personal de tu hijo. Limítate a ser su padre aunque tengas la formula perfecta para ganar el partido. Tu hijo, lo único que espera de ti, es que le quieras por ser su padre.
Si durante un partido, en lugar de contemplar el esfuerzo que realizan los chicos nos giramos hacia las gradas, podremos contemplar a los padres de estos jugadores con distintas actitudes.
Es increíble lo que vemos en muchas ocasiones. Señores muy educados, tranquilos y serenos que nos transformamos en auténticos energúmenos descontrolados y violentos.
Gritamos desesperadamente contra todo lo que vemos sin objetividad alguna.
¿Qué está pasando?
Es muy difícil controlar las emociones que genera un intenso partido en el que nuestro hijo juega con un complicado rival. Sin embargo, queremos recordar que nuestro comportamiento va a influir directamente en el desarrollo personal de nuestros hijos a través del deporte. Hemos de darnos cuenta de la gran responsabilidad que tenemos con la educación de nuestros hijos.
¿Qué buscamos? ¿ganar un partido o formar personas que saben lo que es el respeto y la buena educación? ¿Importa o no importa?
Sí importa y mucho. Lo pueden demostrar los padres que han adoptado una postura de control y respeto ante el deporte de los hijos. Ellos mismos lo pasan mucho mejor que antes cuando gritaban y se desesperaban por las injusticias del árbitro o por la patada de un defensa rival.
Tú, como padre, puedes ayudar mucho a tu hijo durante un partido si te comportas con la discreción de un espectador educado. Recuerda que los entrenadores y los jugadores tienen un trabajo que realizar. No interrumpas con comentarios, insultos ni cualquier otro comportamiento que pueda desviar la atención del jugador o del técnico.
Una de las enfermedades más corrientes en el fútbol base es la de los jugadores que están más pendientes de su padre que del entrenador.
Mantén la buena imagen del club. Tu hijo pertenece a un club y tu, como padre, lo representas. Si insultas al árbitro, discutes con espectadores, contradices las instrucciones del entrenador, haces comentarios despectivos en voz alta…es muy probable que dañes seriamente la imagen del club de tu hijo. ¿Es eso lo que buscas? Seguramente que no pero, sin desearlo, lo consigues.
Anima cuando las cosas no salen bien en lugar de recriminar los errores o criticar las malas actuaciones de los otros. Es adecuado que animes, siempre de forma discreta, cuando a tu hijo no le salen las cosas bien.
Prémialo por su esfuerzo y su intento por hacerlo bien. Así ayudas al equipo. Ademas, se sentirán más a gusto realizando la actividad deportiva, sin presiones, sin temores a fallar y se esforzarán más por hacer las cosas bien.
Hemos de mantenernos tranquilos. Si ves que no puedes hacerlo, aléjate del lugar para no transmitir esas sensaciones a tu hijo y al equipo. Si no nos controlamos es mejor no asistir a los partidos. Es una buena manera de colaborar.
Delega en el entrenador la labor de educar en el deporte y la dirección de equipo durante el partido. Es la forma de ayudarle a realizar su trabajo, como máximo responsable del equipo.
El fútbol tiene unas reglas y tu hijo debe aprender a respetarlas en todo momento.
El partido es un gran momento para que tu, como padre, le muestres a tu hijo que hay que convivir con el reglamento y, lo más adecuado es aprender a respetarlo.
Empieza tu dando ejemplo de respeto al reglamento. Tu hijo tendrá el mejor modelo del mundo para seguirlo.
Deja que los deportistas tomen sus propias decisiones. El que juega el partido es tu
Nada de colocarse detrás de la portería o en la banda donde está jugando tu hijo para darle instrucciones. No sabes lo bien que le va que se equivoque al tomar por si mismo una decisión. Maduran. Crecen más rápido porque tienen que preguntarse qué he de hacer para no caer en ese mismo error.
Los niños le dan al partido el valor que le damos los padres. Si lo único que nos interesa es el resultado final, con eso se quedarán ellos. Si lo que los padres valoramos es el esfuerzo que han puesto para conseguir la victoria, eso es lo que ellos valorarán.
Como estamos apreciando de forma constante, la actitud del padre es fundamental siempre. ¿Cómo nos dirigimos a ellos tras un partido? ¿cómo les miramos? ¿qué les preguntamos? ¿qué importancia le damos al resultado?
Es aconsejable que los padres dejen a sus hijos disfrutar de sus emociones. No es momento para corregirles nada o explicarles cómo debía haber hecho tal jugada. No es momento nunca, pero menos ahora.
Si tu hijo se ha esforzado durante el partido, felicítale y valora la experiencia deportiva junto a él. A veces un simple abrazo cuando sale del vestuario es suficiente. De esta forma, él sabe que tu siempre vas a estar a su lado.
No discutas alguna jugada del partido con otros padres o espectadores delante de él. Deja que el partido acabe en el momento que el árbitro pita el final.
Por último, dejamos claro que tampoco es momento para hablar con el entrenador después del partido. Hay otros momentos en la semana que quizá el entrenador esté en mejores condiciones para atendernos.
Recuerda, por tanto, que tu hijo sólo ha jugado un partido, donde lo habrá hecho mejor o peor, habrá ganado, perdido o empatado. Habrá cometido errores o realizado aciertos pero sólo ha jugado un partido. No por ello es ni mejor ni peor persona, ni tampoco se sentirá más o menos querido por sus padres.
www.javiermarcet.com
Muy buen articulo
ResponderBorrarSi excelente
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