Hay algunas perversiones, como la de pensar que a un chico con 12 años ya se le puede tratar como a un profesional del fútbol; se llega a pensar que pueden convertir a un chico de 12 años en sostén de la familia, emular las grandes figuras no por la parte esencial, sino por lo secundario…
He visto a un muchacho metiendo un gol y besándose luego el anillo, como hacía Raúl. Raúl se besaba el anillo como homenaje a su mujer; ese muchacho no tiene anillo, ni mujer, pero tiene a Raúl como modelo y empieza por imitar lo secundario. De Raúl hay que imitar su entrega, su profesionalidad, su capacidad de superación. Su ambición. Desde ese punto de vista, es un modelo que para los chicos puede resultar muy inspirador. Pero entiendo que todo tiene que ver con
una gran fantasía: todo padre quiere tener en su hijo a una gran figura en ciernes. Creo que eso termina provocando malentendidos de todo tipo.
Se fijan en Messi. El tema es que un Messi tiene muchísimo más peso que los miles de Messi que se quedaron en el camino. Porque los miles de Messi que se quedaron en el camino no salen en los periódicos. En cambio, Messi está permanentemente en los medios de comunicación. Eso digamos que tuerce la mirada de la gente: termina convirtiendo en un ejemplo lo excepcional, cuando en realidad el ejemplo hay que buscarlo en lo que es normal…
Otra tentación que tienen los futbolistas muy jóvenes es abandonar los estudios. Muchas veces uno tiene que discutir con los padres. Ellos te dicen: “Mi hijo ha venido a Madrid a jugar al fútbol, no a estudiar”. Pero, claro, el problema es que al primer equipo, a Primera División, llegará un 2% de los 400 jugadores que hay dentro del Real Madrid, y uno no puede legislar para el 2%, uno tiene que legislar para el 98%. Es increíble, pero muchas veces, para resolver cuestiones tan obvias, hay que pelearse con un entorno muy agresivo.
Fuente: ivanero9
(ivanero9.wordpress.com)
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