lunes, 4 de febrero de 2019

8 MANERAS DE INCREMENTAR LA ILUSIÓN EN LOS JOVENES DEPORTISTAS

La ilusión es una de las emociones positivas que más motivan a los jóvenes deportistas, y resulta muy necesaria para que disfruten de su deporte.

En la ilusión se combinan el deseo por conseguir participar con tu equipo o en una competición lo mejor posible y la confianza de que dicho objetivo puede llegar a conseguirse. Por ello empuja y dirige los comportamientos del niño hacia lo que quiere, disfrutar jugando en equipo. Dicha emoción está condicionada por lo que espera y lo que considera que es lo que le hace disfrutar.
 

La ilusión depende de la motivación del propio niño y de la confianza que como padres o entrenadores proyectamos hacia los jóvenes futbolistas. El fomento de la ilusión en los niños hace que incremente la motivación que a su vez hará más probable que aumente el afán de superación que será una de las cualidad más beneficiosa para su vida adulta.

El ser humano es fundamentalmente social, y desde la ciencia está demostrado que todo lo que nos acerca a los demás nos hace mejores. Por todo ello la ilusión compartida con el equipo es un potente motivador de los niños. En muchas ocasiones lo importante no es ganar o perder si no jugar lo mejor posible en equipo, y respetar al contrario.
 
Imaginemos el siguiente ejemplo: un niño que practica futbol, después de haber perdido un partido, o no haber jugado bien, ¿De qué dependerá que tenga ilusión por jugar el próximo día o, por el contrario, tire la toalla? La respuesta está en la atribución que da a ese partido perdido o mal jugado y a las expectativas que le genera dicha atribución. Así por ejemplo, si el joven futbolista hace atribuciones por ejemplo de: “da igual como juguemos, siempre perdemos, y será así en el resto de los partidos “, o “los otros equipos son mejores y siempre nos ganarán”, lo más probable es que perderá la ilusión de volver a jugar. Por el contrario, si el niño hace atribuciones como: “esto ha ocurrido en este partido y no tiene por qué ocurrir en el siguiente”, “además no nos ha ocurrido en todos los partidos” y “vamos a jugar mejor el próximo partido, vamos a superarnos”, tendrá ilusión por jugar el siguiente partido.
 
La motivación aumenta la intensidad de la ilusión; bien porque sea el propio niño quien desea sin más mejorar y disfrutar del juego (motivación intrínseca): por ejemplo, quiero ser un mejor regateador para así ser más eficaz para el equipo; o porque obtenga recompensas externas por haber conseguido lo que quiere (motivación extrínseca): por ejemplo, quiero ser un buen regateador porque de esta manera el equipo mejorará en conjunto y los compañeros lo valorarán. La motivación intrínseca es la más potente a la hora de aumentar el nivel de ilusión del menor, pero en muchas ocasiones la falta de la misma puede suplirse con la valoración que se obtenga de fuera (compañeros, entrenador, familia, etc).
 
El ser positivo y optimista como padres, y entrenadores genera el aumento del nivel de ilusión de los niños, teniendo en cuenta que trasmitimos más con lo que hacemos que con lo que decimos. Los adultos al ser modelos de comportamiento tenemos que procurar trasmitir la ilusión para que está se contagie a nuestros menores.

8 consejos para fomentar la ilusión de nuestros pequeños futbolistas:

  1. Fomentar e instigar que lo que hagan en los entrenamientos y partidos les guste, que el objetivo no sea ganar, sea disfrutar. Si son capaces de disfrutar rendirán mucho mejor y habrá más probabilidades de ganar.
     
  2. Que las personas que rodean al menor valoren al máximo sus esfuerzos. Esto ayudará a que el joven pueda valorarse más así mismo. Así por ejemplo, como padre o entrenador hazle saber que se ha esforzado y que así hay muchas más probabilidades de conseguir jugar mejor.
     
  3. Plantear unas metas con expectativas realistas en cuanto a consecución de logros deportivos. El objetivo principal debe ser la mejora con respecto a uno mismo y el equipo.
     
  4. Establecer los pasos antes de llegar a la meta, y señalar y felicitar cada vez que tanto el jugador como el equipo consiga uno de ellos.
     
  5. Hay que trasmitir a los menores los fracasos con el mayor sentido del humor posible. Hacerles que piensen tanto individualmente como en equipo que el 
    fracaso es temporal, específico y controlable por ellos.
  6. Potenciar la autoestima ya que ésta hace que los niños se sientan capaces de conseguir mejorar en su juego individual y en equipo.
     
  7. En el entrenamiento: Cambiar las rutinas, practicar nuevos ejercicios, realizar entrenamientos diferentes con actividades que nunca hayan hecho antes, pero que les ayudarán para evitar la rutina y el estancamiento que conduce a desilusión y abandonar los entrenamientos.
     
  8. En el juego: que tengan claro en qué le gustaría progresar, cómo se harían más amenas sus funciones en el equipo, adecuar el puesto en el campo de forma que se encuentre más cómodo, y mejorar las relaciones entre los compañeros del equipo.
     

Fuente: rizaldos.com

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